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Capturas de ficción

Los vinos de años extraordinarios

Al hilo del post anterior, la pregunta del amable lector (o lectora) resulta de lo más acertada. La política de las bodegas ante situaciones provocadas por la extraordinaria repercusión de ciertos vinos se parece mucho al mercado de objetos valiosos o a la bolsa. La demanda crece, la producción es escasa, los precios se disparan. Pero no se disparan tan solo porque las bodegas suban el precio o retengan la mercancía. Los intermediarios quieren sacar tajada y dosifican la distribución. Con ello logran crear expectación entre los inversores y aficionados, y garantizan un buen negocio. Por ello, los bodegueros les culpan de la actual situación.

Se da el caso, por ejemplo, que las bodegas de burdeos o de borgoña no fijan el precio ni sacan al mercado sus vinos hasta que no los haya catado y puntuado Robert Parker. Si, es cierto. El vino es una inversión económica que ha ganado adeptos en todo el mundo. Grandes fortunas norteamericanas y japonesas copan las grandes añadas con propósitos meramente crematísticos. Aspecto este que le resta romanticismo al placer que provoca degustar una botella de un gran vino. Todo ello provoca una absurda escalada de precios. ¿Cómo es posible que un vino pueda costar 1000 € recién salido de la bodega?

En España se corre el riesgo de que suceda lo mismo. Ya es imposible encontrar un Contador 2004 por menos de 300 €. Clos Erasmus o Viña el Pisón son vinos de 110-120 € la botella. ¿A qué ya no lo encuentran a ese precio? Se admiten apuestas...

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