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Capturas de ficción

Amigos. Extraños

Y de repente se encontraron. Fue un martes cualquiera de un frío mes de febrero. Un día tonto. De esos en que nunca pasa nada. No fue un encuentro que buscaran. Ni que desearan especialmente.

Pero sucedió.

Tras años de confidencias, cañas y proyectos, su relación había llegado a un punto muerto. Héctor nunca supo por qué su decisión de mudarse de barrio tuvo este efecto, pero ya nada volvió a ser igual. Un silencio incómodo y pastoso se había adueñado de sus esporádicos encuentros. Ni siquiera hablar de películas antiguas en blanco y negro o de novela americana les motivaba como antes.

Ninguno de los dos lo buscó. Ni lo deseó.

Pero ocurrió.

Ahora son dos extraños que casi no se reconocen. Simplemente, no tienen nada que decirse.

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