Una copa de vino en las películas
¿No se han fijado ustedes en que en las películas norteamericanas, cuando cocinan, siempre tienen una copa de vino en la mano?
El vino se asocia, inconscientemente, a la sensualidad. Cocinar es un acto puramente sensual. Pocas cosas más sexys que ver a tu pareja cocinar. Quizás sea por la cantidad de sentidos que ello requiere, por el puro arte de crear o por lo primario del manejo de los alimentos. Cocinar es un juego, y si los dos participan, mucho mejor.
Y el vino juega su papel al margen de arquetípicas imágenes cinematográficas yanquis. La capacidad que tiene el vino como elemento catalizador para el contacto humano obra milagros. El vino es capaz, como pocas cosas, de ponernos a flor de piel. Y existen alternativas para todos los paladares.
Si lo prefieren blanco, bien porque hace calor o bien por que les gusta más, lo ideal es un vino fresco, pero con personalidad. Un chardonnay, un godello con madera o un viura con barrica (ideal un Belondrade y Lurtón o un Finca Apolonia, los dos de la misma bodega). Para tintos yo les aconsejaría alguno de cariz elegante, no muy tánico o agresivo. Un rioja moderno como Viñas de Gaín o, en el ideal, un merlot de Burdeos o un pinot noir de Borgoña.
Y si se sienten chisposos... ¡champán!.
Que disfruten...
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